(Lucas, 13,1-5) En aquel momento llegaron algunas personas a traerle la noticia de esos galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios. Y respondiendo les dijo, "¿Pensáis que estos galileos fueron los más pecadores de todos los galileos, porque han sufrido estas cosas? Os digo que de ninguna manera, sino que todos pereceréis igualmente si no os arrepentís. O bien aquellos dieciocho, sobre los cuales cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que de ninguna manera sino que todos pereceréis igualmente si no os convertís".
Recientemente nuestra madre Iglesia se ha pronunciado sobre el significado pastoral de las bendiciones, publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y aprobada por el Papa. Esto ha creado un gran alboroto entre muchos fieles. Les pediré que ungidos con el Espíritu Santo, así como fue ungida la Iglesia con Él, que es quien nos conduce a la verdad, (Juan, 16,13-15; “Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo., lea cuidadosamente estas líneas.
En el Evangelio de San Marcos leemos, "No necesitan de médico los sanos, sino los que están enfermos. No vine a llamar a justos, sino a pecadores" (Marcos, 2,17). ¿Por qué razón Jesús pronuncia estas palabras? Lo hace precisamente porque muchos de los que lo veían actuar se escandalizaban al verlo Bendecir a personas que en aquel tiempo se pensaba que no merecían tal Bendición. ¿Usted cree que Jesús no Bendijo a nadie en este hecho relatado en el Evangelio de San Mateo? ¡Entonces no ha comprendido las Escrituras!, “En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó, «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? (Lucas, 1,39,43) ¿Ahora lo entiende?, ¿Viste la Bendición? Si María, la madre de nuestro Señor Jesucristo fue una bendición para Isabel, imagínense la bendición que trajo Jesús a esos pecadores con los que se sentó a comer.
Reflexión sobre este particular, lea, (Apocalipsis, 3,20) “Mira que estoy a la puerta y golpeo. Si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo.”
¿Se bendice solo a los justos?, ¿Para quién es la Bendición?
(Dios) “hace levantar su sol sobre malos y buenos, y descender su lluvia sobre justos e injustos”. (Mateo, 5,45)
Si Dios nos ha bendecido a todos por igual, ¿Quiénes somos nosotros para negársela a los demás?
“He aquí, la bendición está dada; Él ha bendecido, yo no puedo revocarlo”. (Numeros, 23,20)
Dios desea que todos los hombres se salven (1ra carta a Timoteo, 2,3-4), por lo tanto, “No devolváis mal por mal ni ultraje por ultraje, sino al contrario bendecid, porque para esto fuisteis llamados a ser herederos de la bendición.” (1ra de Pedro 3,9)
La Iglesia no puede actuar de una manera diferente a como Dios le ordena actuar. Tampoco nosotros debemos actuar diferente a como la Iglesia nos pide que actuemos pues somos sus miembros y Cristo la cabeza, ya que existe una unidad entre Cristo, la Iglesia y nosotros los fieles, “Porque así como el cuerpo es uno, mas tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, forman un mismo cuerpo, así también Cristo”. (1ra carta a los Corintios, 12,12) ¡Quiere decir nosotros en Cristo!, “Vosotros sois, pues, cuerpo de Cristo y miembros (cada uno) en parte.” (1ra carta a los Corintios, 12,27), ¡De la misma forma la Iglesia en Cristo!, “Ahora me gozo en los padecimientos a causa de vosotros, y lo que en mi carne falta de las tribulaciones de Cristo, lo cumplo en favor del Cuerpo Suyo, que es la Iglesia.” (Colosenses 1,24)
Ya sabemos que somo miembros de su cuerpo, (1ra carta a los Corintios, 12,27). Estoy seguro de que cada uno de ustedes, yo incluyéndome bendecimos a nuestros hijos. No importa que nuestros hijos estén atados a algún vicio, vivan en adulterio o en concubinato (fornicación), tengan una conducta sexual contraria a las establecidas por las leyes de Dios (homosexualidad, etc.), hayan robado, matado (aborto) etc. Todos pronunciamos una bendición sobre ellos porque confiamos en que esa Bendición los aparte del camino incorrecto y los conduzca a toda verdad.
Así actúa la Iglesia. La Iglesia en el mismo documento “Fiducia supplicans” aclara que su postura con relación al matrimonio no cambiará. La Iglesia no cambiará los Sacramentos, no puede pues no puede ir sobre lo que Jesús dejó establecido. Aquí de lo que se trata es de impartir el pan de la Ley del Amor a todos por igual, “el que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios, a quien nunca ha visto.” (1ra carta de Juan, 4,20)
Tampoco podemos decir que la Iglesia aprueba el pecado, de lo que sí da ejemplo es de amor hacia el pecador, “a otros salvadlos arrebatándolos del fuego; a otros compadecedlos, mas con temor, aborreciendo hasta la túnica contaminada por su carne” (Judas, 1,23). No se acepta el pecado, se aborrece, sin embargo la Iglesia siguiendo el ejemplo de Cristo debe procurar rescatar a cuentos pueda de sus ataduras, “¿Qué hombre entre vosotros, teniendo cien ovejas, si llega a perder una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el desierto, para ir tras la oveja perdida, hasta que la halle?” (Lucas, 15,4)
Debemos dejar de dedicar tanto tiempo a las propagandas negativas y muchas veces cargadas de odio que algunos lanzan contra la Iglesia. Lee, infórmate con fuentes fidedignas, la Iglesia posee muchos medios por los cuales puede ofrecerte la explicación que estás buscando. Dedícale el tiempo a estos medios y no a las noticias exageradas e incompletas que intentan desviarte de la verdad. Aunque sea difícil de creer, algunos, “...recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes” (Mateo, 23,15)
“Así habla el Señor de los ejércitos, El ayuno del cuarto, del quinto, del séptimo y el décimo mes se convertirán para la casa de Judá en alegría, en gozo y en hermosas solemnidades. ¡Pero amen la verdad y la paz!” (Zacarias,8,19)
¿Dónde encontrar la información correcta?
https://www.vaticannews.va/es/informacion-vaticano.html?q=Fiducia%20supplicans&in=all&sorting=latest
https://www.vaticannews.va/es.html
“…Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza poderosa,” (Efecios, 1, 17-19).
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