“El hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros.” (Hechos, 17:26-27)
Introducción
La predestinación es un concepto central en la teología cristiana que ha sido interpretado de diversas maneras a lo largo de la historia. En particular, la Iglesia Católica ofrece una visión matizada que combina la soberanía divina con el libre albedrío humano. Esta visión contrasta significativamente con las interpretaciones de otras tradiciones cristianas, como el calvinismo. En este escrito, exploraremos a fondo la postura de la Iglesia Católica sobre la predestinación, comparándola con la perspectiva Calvinista, y apoyaremos nuestra discusión con referencias bíblicas y patrísticas.
La Predestinación en la Doctrina Católica
La Iglesia Católica enseña que Dios, en su infinita sabiduría y amor, ha creado un plan divino para cada ser humano. Este plan incluye la oferta universal de la salvación, pero respeta el libre albedrío de las personas. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CEC), la predestinación no elimina la libertad de la voluntad humana (CEC 600). En otras palabras, aunque Dios conoce y dispone un plan para cada uno, cada persona tiene la libertad de aceptar o rechazar la gracia divina.
El Catecismo subraya que “Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final.” (CEC 1037). Esta enseñanza refleja la creencia de que la gracia y la salvación son ofrecidas a todos, y que la decisión final sobre la aceptación de esa gracia recae en el libre albedrío del individuo. La predestinación, desde la perspectiva Católica, es entendida en términos de la providencia divina que guía y orienta, pero sin forzar la voluntad humana.
Postura Católica vs. Postura Calvinista
La doctrina Calvinista, particularmente en la forma expuesta por Juan Calvino, presenta una visión diferente. En el calvinismo, la predestinación es entendida en términos de "doble predestinación", donde Dios ha decidido desde la eternidad quién será salvado y quién será condenado. Esta perspectiva enfatiza la soberanía absoluta de Dios y sostiene que la voluntad humana es irrelevante en el destino eterno. En la teología Calvinista, los elegidos son irresistiblemente atraídos a la salvación, mientras que los réprobos son dejados en su estado de perdición.
La diferencia clave entre la postura Católica y la Calvinista radica en la comprensión del libre albedrío. La Iglesia Católica sostiene que, aunque Dios tiene un plan eterno, este plan incluye la libertad de los seres humanos para cooperar con la gracia divina (Sirácida, 15:15-17) “Él puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano”. El Calvinismo, por su parte, enfatiza una visión más determinista en la que el libre albedrío tiene un papel secundario frente a la voluntad divina absoluta.
Apoyo Bíblico a la Doctrina Católica
Para entender y justificar la postura Católica sobre la predestinación, es útil considerar diversos textos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento que iluminan la relación entre la voluntad divina y el libre albedrío.
Textos del Antiguo Testamento:
(Isaías, 46:10): “Yo anuncio el fin desde el principio, y desde tiempos antiguos lo que no ha sido hecho”. Este versículo muestra que Dios tiene un conocimiento completo y eterno del futuro, pero no necesariamente que este conocimiento predestine de manera inmutable cada acción humana.
(Ezequiel, 18:30): “Por tanto, convertíos y apartaos de todas vuestras ofensas, y no seréis una piedra de tropiezo para vosotros mismos”. Aquí se observa una llamada al arrepentimiento y a la conversión, indicando que la respuesta humana es significativa en el plan de Dios.
(Ezequiel, 18:23): ¿Acaso deseo yo la muerte del pecador –oráculo del Señor– y no que se convierta de su mala conducta y viva? Tal como se repite en: (1Timoteo, 2:3-4) “Dios, nuestro Salvador... quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad".
Textos del Nuevo Testamento:
(Romanos, 8:29-30): “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo... Además, a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó”. Este pasaje destaca la predestinación a la conformidad con Cristo, pero no niega el papel del libre albedrío en aceptar la llamada divina.
(Efesios, 1:4-5): “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”. Este texto muestra el propósito divino de salvación y adopción, pero no implica una negación del libre albedrío.
(1 Timoteo, 2:3-4) “Dios, nuestro Salvador... quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad". Si Dios desea la salvación de todos los hombres, es imposible que desee la condenación de algunos como lo enseña el Calvinismo.
Los Padres de la Iglesia
Los Padres de la Iglesia también ofrecen una perspectiva valiosa sobre la predestinación que apoya la visión Católica:
San Agustín: En sus escritos, San Agustín trata el tema de la gracia y la predestinación. Aunque algunas de sus enseñanzas han sido interpretadas como más deterministas, él también sostiene que la gracia de Dios es ofrecida a todos. En su obra De Dono Perseverantiae, Agustín subraya que la perseverancia en la fe es un don divino, pero también un acto libre de la voluntad humana.
Santo Tomás de Aquino: En la Summa Theologica, Santo Tomás desarrolla una visión sofisticada de la predestinación. En la cuestión 23 del Primer Parte, Artículo 4, afirma que la predestinación divina no excluye el libre albedrío. Dios, en su conocimiento eterno, sabe qué decisiones tomarán las personas, pero esta sabiduría no anula la libertad humana para elegir colaborar con la gracia.
Conclusión
La predestinación es un tema complejo que refleja la interacción entre la providencia divina y el libre albedrío humano. La enseñanza Católica sostiene que Dios tiene un plan para cada persona, ofreciendo la salvación a todos y respetando al mismo tiempo la libertad de cada individuo para aceptar o rechazar esa oferta de gracia. Esta perspectiva contrasta con la doctrina Calvinista de la doble predestinación, que enfatiza una visión más determinista del destino eterno.
Apoyados en las Escrituras y en la tradición patrística, especialmente en los escritos de Santo Tomás de Aquino y San Agustín, podemos ver que la doctrina Católica de la predestinación integra la soberanía divina con la responsabilidad humana, ofreciendo un equilibrio entre el conocimiento eterno de Dios y la libertad de respuesta del ser humano. Esta comprensión refleja la profundidad y la riqueza de la teología Católica en la búsqueda de entender el misterio de la salvación y la justicia divina.
(2 Pedro, 3:9): “El señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.”
“… Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza poderosa,” (Efesios; 1:17-19). Amen
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