Tanto la circuncisión como el bautismo son signos de la alianza entre Dios y su pueblo.
La circuncisión en el Antiguo Testamento era un signo físico que representaba la alianza que Dios había hecho con Abraham y su descendencia, como se menciona en: Genesis 17:13
"Será circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo."
Del mismo modo, el bautismo en la Iglesia Católica es un signo visible de la nueva
alianza que Dios ha hecho con su pueblo a través de Jesucristo, como se menciona en: Colosenses 2:11-12,
"En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha con mano, al quitar el cuerpo pecaminoso de la carne, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos."
Inclusión en la comunidad de fe:
Tanto la circuncisión como el bautismo son medios de inclusión en la comunidad de fe.
En el Antiguo Testamento, la circuncisión era un requisito para ser considerado parte del pueblo de Dios y participar en los rituales y privilegios de la comunidad judía, como se describe en: Éxodo 12:48,
"Y si un extranjero mora contigo y quiere celebrar la Pascua de Yahvé, se le circuncidará todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vosotros."
Del mismo modo, el bautismo en la Iglesia Católica es la puerta de entrada a la comunidad cristiana y permite a los niños participar plenamente en la vida sacramental y litúrgica de la Iglesia, como se menciona en: Hechos 2:38-39,
"Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos…”
Si sabemos que la Palabra de Dios dice que:
“Hay un solo Señor, una sola fe,
un solo bautismo”. (Efecios 4:5)
#1 Creemos en un solo Dios
#2 Profesamos una sola fe (la fe en Cristo)
¿Por qué no cumplir con el tercer mandato?
#3 un solo Bautismo.
El Bautismo no se separa ni de Dios ni de la fe.
Si ya renacimos con el Bautismo. ¿Por qué querer ser rebautizado? “…él nos salvó... haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo” (Tito, 3:5) .
“… Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza poderosa,” (Efesios; 1:17-19). Amen
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