Jesús le respondió: Bienaventurado eres, Simón Bar Yoná, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre,
sino mi Padre que está en los cielos.”. (Mateo 16; 17)
¿Quién fue Pedro?
No podemos comenzar hablando de Pedro si no que de Simón. Este es su verdadero nombre “Simón” (סיימון (Shimon) cuyo significado es "obediencia" o "escucha". Este nombre es mencionado en la Biblia, siendo Simón uno de los discípulos de Jesús y conocido como Simón Pedro, considerado uno de los Apóstoles más prominentes en el Cristianismo. A Simón se le conocía como: Simón Bar Yoná: Simón, hijo de Jonás. En algunas Biblias se lee: Simón, hijo de Juan: (Mateo 16; 17). El nombre se ha utilizado en diversas culturas y lenguas a lo largo de la historia, manteniendo su etimología original.
Simón tenía un hermano llamado Andrés: (Mateo 4; 18) “Caminando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón el llamado Pedro y Andrés su hermano”. Un dato que no podemos pasar por alto es que quien conoce y camina junto a Jesús en primer lugar fue Andrés y más tarde este conduce a Pedro hacia Jesús: (Juan 1; 40-42) “Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído (la palabra) de Juan y que habían seguido (a Jesús). Él encontró primero a su hermano Simón y le dijo: "Hemos hallado al Mesías —que se traduce: "Cristo". Lo condujo a Jesús, y Jesús poniendo sus ojos en él, dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan: tú te llamarás Kefas— que se traduce: Pedro.” Este hecho es relevante ya que en todos los Evangelios en donde se mencionan los nombres de los doce Apóstoles, el nombre de Pedro siempre está en primer lugar, “el primero”. Sin embargo, los nombres del resto de los Apóstoles nunca se mencionan en el mismo orden: “He aquí los nombres de los doce Apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Santiago el de Zebedeo y Juan su hermano; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago, el de Alfeo, y Tadeo; Simón el Cananeo, y Judas el Iscariote, el mismo que lo entregó.” (Mateo 10; 2-4); (Marcos 3;16-19); (Lucas 6; 13-16); (Hechos de los Apóstoles 1; 13).
Analice usted mismo el listado:
(Mateo 10; 2-4) “Simón, llamado Pedro, Andrés; Santiago el de Zebedeo, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Santiago, Tadeo, Simón el Cananeo, y Judas Iscariote.”
(Marcos 3; 16-19) “Simón el nombre de Pedro, Jacobo, hijo de Zebedeo, Juan, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, a Santiago, Tadeo, Simón el Cananeo, judas Iscariote”
(Lucas 6; 13-16) “Simón, a quien también llamó Pedro, Andrés, Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo y Tomás, Santiago, Simón llamado el Zelote, Judas de Santiago, y a Judas Iscariote”
(Hechos 1; 13) “Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Zelote y Judas de Santiago.”
Si los autores de los Evangelios hubiesen querido nombrar a los Apóstoles en un orden cronológico, lo hubiese hecho como era la costumbre judía: (primera de Crónicas 5; 12) “Joel fue el primero, Safán el segundo, después Janai y Safat, en Basan.” Pero esa no fue la intención ni de Mateo, ni de Marcos, ni de Lucas, ni de Juan. Su intención era solo señalar a quienes escogió Jesús para nombrarlos sus discípulos, pero, sobre todo, a quien dejó como “el primero” entre ellos: (primera de Crónicas 11; 6) “pues dijo David: “El que primero hiera a los jebuseos, será jefe y capitán.” Y Joab, hijo de Sarvia, subió el primero, y resultó jefe.” El Apóstol Mateo también lo reconoce así: (Mateo 10; 2-4) … primero Simón…
En el libro titulado: Doce hombres comunes y corrientes del teólogo protestante John Macarthur escribe: “todos eran proclives a equivocarse…, el mayor ejemplo de esto era el líder del grupo, Pedro.” Este liderato es difícil de refutar: (Juan 21; 1-2) “Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a los discípulos a la orilla del mar de Tiberíades. He aquí cómo: Simón Pedro, Tomás, llamado Dídimo; Natanael, el de Caná de Galilea; los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos, se encontraban juntos.” Si Pedro no fue elegido como líder del grupo por sus compañeros, sino designado como el primero por Jesús, ¿por qué siempre se nombra primero entre los 12 Apóstoles?
¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?
El mayor peso sobre la doctrina del primado de Pedro recae sobre este texto bíblico: (Mateo 16; 13-19) “Y llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, propuso esta cuestión a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?" Respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista, otros Elías, otros Jeremías o algún otro de los profetas. Díjoles: Y según vosotros, ¿quién soy Yo? Respondióle Simón Pedro y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Entonces Jesús le dijo: Bienaventurado eres, Simón Bar Yoná, porque carne y sangre no te lo reveló, sino mi Padre celestial. Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que atares sobre la tierra, estará atado en los cielos, lo que desatares sobre la tierra, estará desatado en los cielos.”
Existe una marcada oposición por parte de los protestantes hacia la interpretación que la Iglesia Católica da a estos versículos bíblicos. Para los protestantes, la Iglesia no se estableció sobre la figura de Pedro, sino sobre su fe. Por lo tanto, niegan la idea de un primado de Pedro o una Iglesia fundada específicamente sobre él. ¿Por qué piensan así? La razón es, lo que se puede conocer como la confesión de fe de Pedro, la leemos aquí: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. Los Protestantes van más allá, como argumento a su postura utilizan uno de los numerales del Catecismo Católico, el numeral 424; LA PROFESIÓN DE LA FE: “Sobre la roca de esta fe, confesada por San Pedro, Cristo ha construido su Iglesia” Al presentar sólo este numeral argumentan que es la propia Iglesia Católica la que enseña que Jesús fundo su Iglesia sobre la confesión de fe de Pedro y no sobre la persona de Pedro. Por supuesto citar un texto fuera de contexto es un pretexto. Los Católicos no negamos que como dice el numeral 424, haya sido la fe que mostró San Pedro el fundamento por el cual Jesús edificó su Iglesia. Lo que si negamos es que la Iglesia se haya edificado sobre la fe sola. Si nuestros hermanos Protestantes continuaran leyendo el Catecismo sabrían que también existe el numeral 881, ¿qué dice este numeral?, leamos: “El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella; lo instituyó pastor de todo el rebaño. Este oficio pastoral de Pedro y de los demás Apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa."
Cuando un Protestante menciona el pasado argumento, debería saber que comete un grave error. En primer lugar, deberían estudiar el Catecismo en su totalidad, de esa manera no caerían ellos mismos en contradicción. En segundo lugar, San Pedro no fue el único que confesó públicamente el nombre de Jesús, existen otros casos en los que se confesó públicamente que Jesús era el Señor.
Veamos algunos ejemplos:
(Marcos 1; 23-24) “Se encontraba en las sinagogas de ellos un hombre poseído por un espíritu inmundo, el cual gritó… Te conozco ya se quién eres: El Santo de Dios". San Pedro lo confesó: (Mateo 16; 13-19) “el Hijo del Dios”.
(Juan 1; 49) “Natanael le dijo: "Rabí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel.” San Pedro lo confesó: (Mateo 16; 13-19) “el Hijo del Dios”
(Juan 11; 27) “Ella (Marta) le respondió: "Sí, Señor. Yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que viene a este mundo.” San Pedro lo confesó: (Mateo 16; 13-19) “el Hijo del Dios”
(Mateo 14; 33) “Entonces los que estaban en la barca (sus discípulos) se prosternaron ante Él diciendo: "Tú eres verdaderamente el Hijo de Dios.” San Pedro lo confesó: (Mt.16:13-19) “el Hijo del Dios”
¿Cuál sería la dificultad con estos pasajes?
La dificultad sería, que habría que establecer el por qué Jesús no declaró a ninguno de ellos “Kefás” (Piedra) y porque no le dio las llaves del reino de los cielos a ninguno de los que hicieron una confesión igual a la que profesó Simón Pedro: “A ti te daré las llaves del reino de los cielos”. Si un demonio: (Marcos 1; 23-24), Natanael: (Juan 1; 49), Marta: (Juan 11; 27) y otros Apóstoles: (Mateo 14; 33), confesaron exactamente lo mismo que confesó Simón Pedro en: (Mateo 16; 13-19), habría que aceptar que Jesús vio en Simón Pedro algo que no vio en los demás. Sabemos que Jesús no actuaba por su propia cuenta, que Él actuaba según lo que había visto de su Padre: (Juan 8; 38) “Yo digo lo que he visto junto a mi Padre…” sabemos que en Simón Pedro se cumplió lo que Dios transmitió por boca del profeta Isaías: (Isaias 22; 22) “Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David”.
¿Qué se creyó en el pasado?
Nos remontaremos al año 431 al concilio de Éfeso en donde veremos con mucha claridad el pensamiento Cristiano primitivo: “A nadie es dudoso, antes bien, por todos los siglos fue conocido que el santo y muy bienaventurado Pedro, principe y cabeza de los Apóstoles, columna de la fe y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de manos de nuestro Señor Jesucristo, salvador y redentor del género humano, y a él le ha sido dada potestad de atar y desatar los pecados; y él, en sus sucesores, vive y juzga hasta el presente y siempre” [Del discurso de Felipe, Legado del Romano Pontífice, en la sesión III].
Volvamos al pasado, año 451, concilio de Calcedonia; sobre la la epístola dogmática del Papa León I: “Cuando la famosa epístola del Papa fue leída, los miembros del Concilio manifestaron que la fe contenida en ella, era la fe de los Padres y de los Apóstoles; que a través de León, había hablado Pedro.”
Recuerda a San Jerónimo el mismo que escribe La Vulgata, la primera traducción de la Biblia al latín. En el año 374 d.C. le escribe lo siguiente al Papa Damaso: “No sigo a ningún líder más que a Cristo y no comulgo con nadie más que con Vuestra Bendición, es decir, con la cátedra de Pedro. Sé que ésta es la roca sobre la que se ha construido la Iglesia.”
San Cipriano de Cartago; año 251 d.C escribe: Como bien escribió el Obispo e historiador Católico Michael Miller en [The Shepherd and the Rock; 1995; pág. 460-461] “El hecho de la primacía romana surgió antes de que su naturaleza fuera explicada y justificada. Además, Roma nunca necesito exigir el reconocimiento de sus prerrogativas; más bien, fue aceptada pacíficamente”
Confirmado
Con base en una carta escrita en el siglo I por Clemente Romano a los Corintios, el historiador protestante Phillip Schaff afirma lo siguiente: “El primer ejemplo de una especie de autoridad papal se encuentra hacia fines del primer siglo en la carta del obispo romano Clemente a la afligida y distraída iglesia de corinto.” Este asunto debe ser analizado tomando en cuenta que, en primer lugar, Corinto poseía su propio Obispo y, en segundo lugar, pero no menos importante es que en ese tiempo aún vivía el Apóstol Juan, Obispo de Éfeso, tiempo en que se suscitó la gran revuelta en la Iglesia de Corinto. San Ireneo lo confirma cuando escribe: “Finalmente la Iglesia de Efeso, que Pablo fundó y en la cual Juan permaneció hasta el tiempo de Trajano, es también testigo de la Tradición apostólica verdadera” La revuelta de Corinto ocurrió antes de Trajano. Sin embargo, fue el Obispo de Roma, Clemente, el sucesor de Pedro, quien ejerce la autoridad sobre las Iglesias.
Catecismo
424 Movidos por la gracia del Espíritu Santo y atraídos por el Padre nosotros creemos y confesamos a propósito de Jesús: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16). Sobre la roca de esta fe, confesada por San Pedro, Cristo ha construido su Iglesia (cf. Mt 16, 18; san León Magno, Sermones, 4, 3: PL 54, 151; 51, 1: PL 54, 309B; 62, 2: PL 54, 350C-351A; 83, 3: PL 54, 432A).
881 El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cf. Mt 16, 18-19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cf. Jn 21, 15-17). "Consta que también el colegio de los apóstoles, unido a su cabeza, recibió la función de atar y desatar dada a Pedro" (LG 22). Este oficio pastoral de Pedro y de los demás Apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa.
“… Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza poderosa,” (Efesios; 1:17-19). Amen
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