Cuando hablamos de: Cielo, Infierno, Gehenna, Seol o Hades
En las Sagradas Escrituras encontraremos que se mencionan diferentes lugares cuando se hace referencia al estado en que permanecerá el hombre después de la muerte. Todos deseamos alcanzar el Cielo, de eso no hay duda, pero ¿qué significado tienen estos estados? Existe un escrito en donde se explica de una forma muy sencilla esta pregunta. Haré referencia a esta lectura para comenzar este capítulo:
Religión, cielo e infierno - Agustin fabra; http://foro.catholic.net/viewtopic.php?f=173&t=22480
Definiremos estos estados desde el punto de vista del Cristianismo.
Cuando hablamos del Cielo: El Cielo es la morada eterna de Dios: (Mt.6:9) “Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo…” y es el lugar a donde todos deseamos llegar: (Jn.14:2) “En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar”. Pero está reservado solo para los que hayan alcanzado la santidad: (Hb.12:14) “Busquen la paz con todos y la santificación, porque sin ella nadie verá al Señor”. Y esto, después de haber sido transformados: (1Co.15:51) “Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados”.
Cuando hablamos del Infierno: (Si./Eclo.7:17) “Sé profundamente humilde, porque fuego y gusanos son el castigo del impío.” Es el lugar en donde son torturadas eternamente las almas de los pecadores según la mayoría de las religiones. Los Católicos lo entendemos de esta manera; Catequesis de SS Juan Pablo II sobre el Cielo, Infierno y Purgatorio; “El infierno, más que un lugar, indica la situación en que llega a encontrarse quien libre y definitivamente se aleja de Dios, manantial de vida y alegría. Así resume los datos de la fe sobre este tema el Catecismo de la Iglesia católica: «Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno» (n. 1033).”
Cuando hablamos del Seol / Sheol / Hades: Según la teología hebrea; es un lugar de inconsciencia donde van buenos y malos, las almas que allí están, esperan a que Dios las juzgue y que Él decida su destino final, de acuerdo a sus méritos en vida: (Qo./Ecl.9:10) “Cualquier cosa que esté a tu alcance, hazla según tus fuerzas, pues no hay actividad ni planes, ni ciencia ni sabiduría en el Seol, donde te encaminas”. Lucas hace referencia al salmo: (Sal.16:10), pero llamando Hades: (Hch.2:27) “Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción”, al que en el salmo se le llama Seol.
Cuando hablamos del Gehenna: Para los judíos el infierno es la Gehena, lugar de purificación para el malvado en el que la mayoría de los castigados permanece hasta un año, aunque algunos deban estar eternamente, de acuerdo con su comportamiento en la tierra. Es un lugar donde el alma y el cuerpo se podrían destruir: (Mt.10:28) “Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena”, en un fuego inapagables: (Mc.9:43) “…que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible”.
Un cuerpo un Alma
La doctrina de los Testigos de Jehová enseña que al morir no vamos a ninguna parte. Todo el que muere permanece muerto hasta el día del juicio: (“Ni una sola parte de nosotros sigue viviendo cuando muere el cuerpo. En efecto, no poseemos un alma o espíritu inmortal”; cap.6; ¿Dónde están los muertos?; https://www.jw.org/es/biblioteca/libros/ense%C3%B1a/d%C3%B3nde-est%C3%A1n-los-muertos/).
Esta doctrina No es Biblica.
¿Qué dice la Biblia?
(Qo./Ecl.12:7) “antes que el polvo vuelva a la tierra, como lo que es, y el espíritu vuelva a Dios, porque es él quien lo dio”. Hay que diferenciar entre lo humano y lo espiritual, es cierto que el cuerpo volverá a su origen, pero muy claro dice el libro de Eclesiastés: (Qo./Ecl.12:7), que tenemos un espíritu y ese espíritu volverá a Dios: (Mt.10:28) “…Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena”. (Gehena=NT. Infierno)
¿Tenemos o no tenemos un Alma inmortal?
Nuestra Alma se unirá a Dios, (Hb.10:39) “Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino que vivimos en la fe para preservar nuestra alma”. ¿Para qué predican los Apóstoles que debemos perseverar en nuestra fe? ¡para preservar nuestra Alma! Pues los Apóstoles sabían que nuestra Alma, el día de nuestra muerte, se uniría a Cristo en el cielo: (Hch.20:9-10) “Un muchacho llamado Eutico, que se había sentado en el borde la ventana, tenía mucho sueño y se dormía mientras Pablo hablaba, hasta que, vencido por el sueño, se cayó desde un tercer piso. Cuando lo levantaron, estaba muerto. Pablo bajó, se echó sobre él y, abrazándolo, dijo: No se alarmen, porque su alma está en él”. No creo que esta lectura necesite mucha explicación. ¿Por qué el Apóstol Pablo diría que aun su alma está en él, si no creyera que al morir su alma subiría a Dios?: (Qo./Ecl.12:7)“antes que el polvo vuelva a la tierra, como lo que es, y el espíritu vuelva a Dios, porque es él quien lo dio”. Tenemos un Alma, y ésta se unirá a Dios si hemos sido dignos de Él: (St.5:20) “sepan que el que hace volver a un pecador de su mal camino salvará su alma de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados. (1P.1:9) “y alcanzáis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas”.
Catecismo
382 El hombre es corpore et anima unus ("una unidad de cuerpo y alma") (GS 14,1). La doctrina de la fe afirma que el alma espiritual e inmortal es creada de forma inmediata por Dios.
1025 Vivir en el cielo es "estar con Cristo" (cf. Jn 14, 3; Flp 1, 23; 1 Ts 4,17). Los elegidos viven "en Él", aún más, tienen allí, o mejor, encuentran allí su verdadera identidad, su propio nombre (cf. Ap 2, 17): «Pues la vida es estar con Cristo; donde está Cristo, allí está la vida, allí está el reino» (San Ambrosio, Expositio evangelii secundum Lucam 10,121).
“… Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza poderosa,” (Efesios; 1:17-19). Amen
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