En el corazón mismo de nuestra fe católica yace la convicción de que Dios es amor (1 Juan 4; 8). Este amor, que es el amor ágape, trasciende toda comprensión humana y abarca un aspecto esencial de la relación entre Dios y la humanidad. El amor ágape se caracteriza por ser incondicional, sacrificial y desinteresado. Es un amor que busca el bien supremo del otro sin esperar nada a cambio.
Cuando contemplamos la semejanza entre Dios y los hombres a través del prisma del amor ágape, vemos cómo Dios, en su infinita bondad, nos ha creado a su imagen y semejanza (Génesis 1; 27). Esta imagen divina en nosotros nos capacita para amar como Él nos ama, para manifestar ese amor ágape en nuestras relaciones con los demás.
La semejanza entre Dios y los hombres se manifiesta también en el hecho de que Dios mismo se hizo hombre en la persona de Jesucristo. En el misterio de la Encarnación, Dios asumió nuestra humanidad para revelarnos el amor de una manera tangible y accesible. Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, vivió entre nosotros mostrando un amor ágape perfecto: amó a los marginados, perdonó a los pecadores, sanó a los enfermos y dio su vida por la salvación de toda la humanidad.
Al reflexionar sobre la semejanza entre Dios y los hombres a través del amor ágape, somos llamados a imitar a Cristo en nuestro amor hacia los demás. San Pablo nos exhorta en 1 Corintios 13 a vivir este amor ágape en nuestras vidas cotidianas, diciéndonos que el amor es paciente, bondadoso, no envidia, no se jacta, no se ufana; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Por qué es importante saber esto, porque el mayor atributo del amor Ágape es la Caridad, es un amor de obras.
El término "ágape" proviene del griego antiguo "ἀγάπη" (agápē), que significa amor incondicional, amor divino, amor fraternal o caridad en el contexto de la teología cristiana. Este tipo de amor se caracteriza por ser desinteresado y sacrificial, sin esperar nada a cambio. Es una de las tres palabras griegas para el amor, junto con "eros" (amor romántico o pasional) y "filia" (amor fraternal o amistad).
Juan 3; 16 - "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
Juan 13; 34-35 - "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros."
Efesios 5; 2 - "Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante."
Colosenses 3; 14 - "Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto."
1 Corintios 13; 13: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor."
“… Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza poderosa,” (Efesios; 1:17-19). Amen
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